“López Obrador arriba como candidato y lo despiden como si ya fuera Presidente”
Xalapa, Ver.- La gente ya lo esperaba en la Plaza Lerdo. La música de altavoz, las banderillas amarillas ondeando sobre el firmamento, sirviendo de sombra para opacar un sol radiante que bañaba a toda Xalapa. Un sol cálido, como si fuera el mismo sol azteca del Partido de la Revolución Democrática que iluminara la ciudad que fue ganada por el panismo en las elecciones intermedias del 2010.
Con toda esa multitud reunida, alrededor de 20 mil simpatizantes, ¿cómo no hacer negocio? Algunos comerciantes callejeros invadieron las banquetas para vender panfletería, calcomanías, libros, dvd´s piratas, compact disc, del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).Hasta que el candidato solaztequista arribó.
Era el mismo Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de México por la Coalición de izquierda Movimiento Progresista, que llegó a la explanada hora y media después de lo agendado. Y ya lo esperaban impacientes sus simpatizantes.
Toda la explanada llena, las autoridades viales tuvieron que cerrar el tramo comprendido entre las calles Lucio y Enríquez. López Obrador arribó alrededor de las 17:25 horas, en una camioneta suburban blanca, cuando ya los flashes de las cámaras y grabadoras de los periodistas le apuntaban hacia su figura, disparando las primeras imágenes periodísticas, rodeando sus pasos al grado que impedían que avnazará. “no se puede así susurraba, agobiado.
Una buena parte de los asistentes al mitin eran personas de la tercera edad, campesinos e indigenas, que en su fase senil todavía conservan la esperanza de habitar un país mejor, de vivir en un Mèxico que todavía pueda cambiar. Eso esperaban y eso mismo escucharon: López Obrador les prometió en su discurso a ese amplío sector poblacional que en su Gobierno, de resultar electo, todas las personas mayores a 68 años recibirían una pensión equivalente a poco más de 900 pesos.
Y los campesinos, otra capa predominante que asistió al evento político, también recibió promesas como parte de su discurso de campaña proselitista. Andrés Manuel les dijo que reactivará el campo de Veracruz, devolverle “soberanía alimentaria” a México, mencionó, con su tradicional acento tabasqueño.A quien no dirigió mensaje alguno fue a los intelectuales y artistas que con discreción aparecieron por ahí.
Vestido con una guayabera blanca, pantalón negro, el abanderado de la Coalición lo primero que hizo fue abordar el tema de la corrupción, eje central de su discurso. Propuso un Cambio Verdadero… su Cambio Verdadero, que consiste en recortar el gasto público. “Nuestro Gobierno se ha convertido en un gobierno faraónico; en un gobierno mantenido y bueno para nada”, expuso, arrancando vítores del público.
¡Obrador, obrador, obrador, obrador!, gritaba la gente, en aquella cálida tarde sobre la explanada. Y López Obrador más énfasis le daba a su discurso político, casi mesiánico.
Sus promesas fueron reducir los sueldos a la mitad de los funcionarios públicos. “Yo voy a ganar la mitad de lo que gana el actual Presidente”, dijo. Acabaría con lo que llama la “parafernalia, la fantochería, los privilegios” de viajar en aviones privados en alusión a los contendientes Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, a los cuales llamó más de lo mismo. “Conmigo tendrán que viajar a ras de tierra”, aseveró, criticando sus gastos de campaña del PRI y del PAN.
Los temas que donde más se explayó el candidato fue la economía. Prometió reactivar la industria de los energéticos, bajar los precios de las gasolinas, el gas y la electricidad. No a la privatización de PEMEX y acabar con la corrupción en la CFE. “Desde hace 30 años seguimos teniendo sòlo 6 Refinerías”, recordó. “Hasta Japòn que no tiene petróleo tiene más de 43 refinerías”.
El gobierno ha permitido que PEMEX se convierta en chatarra, manifestó el candidato izquierdista a la presidencia de México. “México desde hace 29 años que no ha tenido crecimiento económico”, sostuvo.
Los grandes problemas de inseguridad social y del crimen es por la inequidad social, opinó, que el Gobierno lo ha dejado crecer.
“Voy acabar con la corrupción, tengo la autoridad moral. A mí no me va a temblar la mano”, reiteró López Obrador, en el estrado, ante la multitud que con sus banderas amarillas pintaron la explanada, encendiendo la euforia política, como si calentara el clima político de Xalapa frente al Palacio de Gobierno.
“Confíen en mí, yo no los voy a traicionar”, les aseguró a los asistentes, a los cuales les pidió cuidar el voto y ser representante de casilla para que no se repitiera lo que según él, ocurrió en el 2006: el fraude electoral.
Al final del evento, entre empujones por la multitud conformada por simpatizantes y grupos de periodistas en busca de la nota principal, los orantes decidieron interpetar el himno nacional por lo que muchos asistentes hasta se quitaron el sombrero o gorra para el canto.
Protegido por sus guardaespaldas, tripuló la misma camioneta Suburban blanca para partir en Caravana por la calle Enríquez hacia Avila Camacho. La gente no lo dejaba ir, se les puso alrededor de la camioneta ya sea para estrecharle la mano, un saludo, para tomarle foto, o incluso para entregarle cartas pidiéndole apoyo.
Obrador arribó como candidato… pero cuando su caravana proselitista partió, la gente lo acompañó a su salida como si ya fuera el próximo Presidente del país. Y es que Andrés Manuel López Obrador les dio esperanza.
“Recuerden que la felicidad no es tener mucho dinero, sino actuar bien, escuchar la voz de nuestra conciencia, quedar bien con nosotros mismos y servir a los que nos rodean. Diganme si no vale la pena esto que estamos haciendo”, había dicho el abanderado, minutos antes de su partida.
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